A continuación, nos hacemos eco de un interesante artículo de opinión en el que Marta García Pellicer, directora del ITE, como Centro Tecnológico de la Energía, aporta su visión sobre la necesidad de impulsar la sostenibilidad de los puertos.
La descarbonización de los puertos europeos ya no es sólo un reto logístico o normativo, sino una oportunidad tecnológica y estratégica sin precedentes. En línea con el Informe Draghi y el EU Competitiveness Compass, que sitúan la autonomía energética, la innovación tecnológica y la resiliencia industrial en el centro de la nueva competitividad europea, los puertos emergen como espacios clave donde convergen energía, logística, digitalización y sostenibilidad.
En este contexto, la electrificación de los puertos, se consolida como la palanca transformadora para convertir estas infraestructuras en ecosistemas inteligentes de innovación energética. Esto no solo permitirá cumplir con los objetivos climáticos de la UE —como la reducción del 55% de emisiones para 2030, en el marco del paquete Fit for 55—, sino también reposicionar a Europa en la vanguardia logística y tecnológica mundial.
Esta transición debe ser sensata, gradual y tecnológicamente abierta y competitiva. La electrificación de los puertos, como solución integral hacia la transición energética, debería ser compatible con soluciones de mejora de la eficiencia de las fuentes actuales de suministro, combustibles de transición como el GNL y con nuevas alternativas energéticas como el metanol verde, el amoníaco, el hidrógeno renovable, u otras, tanto en operaciones portuarias como en los propios buques. Esta diversificación energética es clave para garantizar la viabilidad económica, la flexibilidad tecnológica y la seguridad de suministro en el corto y medio plazo.
La electrificación de grúas, vehículos, sistemas de carga y atraque —incluido el “Onshore Power Supply” (OPS) para el suministro eléctrico a buques en puerto— permite reducir drásticamente las emisiones locales y mejorar la calidad del aire. Pero su impacto va más allá: la electrificación de los puertos, como solución integral hacia la transición energética, permite integrar fuentes renovables, sistemas de almacenamiento y redes inteligentes, convirtiendo al puerto en un nodo energético activo con capacidad de interactuar dinámicamente con el sistema eléctrico nacional.
A su vez, la digitalización actúa como catalizador: plataformas de gestión energética, gemelos digitales, IoT y algoritmos de optimización permiten monitorizar, anticipar y coordinar la demanda energética en tiempo real, mejorando la eficiencia, reduciendo costes y habilitando nuevos modelos de negocio basados en flexibilidad, trazabilidad e interoperabilidad.
El resultado es un puerto más competitivo, resiliente y conectado, motor de un cambio sistémico, que genera empleo cualificado, atrae inversión y mejora la calidad del entorno urbano. Un puerto energéticamente inteligente no solo transforma la actividad logística-portuaria, sino que irradia valor económico, social y ambiental a las ciudades y regiones donde se inserta, convirtiéndose en un laboratorio vivo de transición energética y un modelo replicable para otros sectores: movilidad urbana, industria, transporte marítimo o distribución energética.
Para lograrlo, es esencial impulsar alianzas estratégicas en innovación tecnológica, como las que se pueden articular con centros tecnológicos especializados como el ITE, que aportan capacidades de investigación aplicada, desarrollo de soluciones a medida y transferencia tecnológica al tejido empresarial portuario e industrial. En definitiva, la electrificación de los puertos, como solución integral hacia la transición energética, no es sólo una respuesta a la normativa ambiental: es una decisión estratégica para la competitividad, la innovación tecnológica y la sostenibilidad de Europa.
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